Esta
maravilla de la ingeniería se inauguró el 15 de Agosto de 1914. Desde entonces
lo han transitado cerca de un millón de buques. Mide 80 kilómetros de largo, la
distancia que separa el Atlántico del Pacífico en uno de los lugares más
estrechos del montañoso istmo que une el norte y el sur de América. En él
trabajan 9,000 personas que lo hacen funcionar 24 horas al día, 365 días al año
y ofrecen servicio de tránsito a naves de todas las naciones.
Se trata de un canal de
esclusas, es decir, de compartimentos con puertas de entrada y salida que
funcionan como ascensores, sólo que lo que empuja para subir y bajar es el
agua. Los tres juegos de esclusas repartidos por el recorrido -al inicio, en la
mitad y al final- tienen doble vía. Cada una de ellas mide 33 metros de ancho,
305 metros de largo y tienen un promedio de 26 metros de profundidad. Estas
medidas determinan que los buques se definan como Panamax o post Panamax, es
decir, transitables o no por el Canal, para lo que no pueden tener una eslora
superior a 295 metros, un calado mayor a 12 metros y una manga de 32 metros.
Los barcos más grandes que lo cruzan no son mayores de 60 mil toneladas.
El
recorrido del canal requiere de 8 a 10 horas de promedio, y el peaje está
determinado de acuerdo al volumen de carga y a las medidas y el tipo de buque.
La cantidad media ronda los 50.000 dólares para un buque de carga, pero una
nave de turistas puede llegar a pagar 150.000 dólares por el mismo trayecto. A
su disposición se pone un equipo de remolcadores que asisten a los buques
durante su travesía.
El embalse de las tres gargantas ha dado lugar al tercer lago artificial más grande del mundo
Las esclusas funcionan
como ascensores. Se trata de colocar el buque que viene del Atlántico a 26
metros sobre el nivel del mar, es decir, a la altura del Lago Gatún, situado en
la mitad del recorrido del istmo y que representa su punto más alto. Desde
allí, descenderá de nuevo al nivel del mar, esta vez del Pacífico. El agua para
subir y bajar las naves en cada juego de esclusas se obtiene por la gravedad
del lago, que alimenta un sistema de alcantarillas que se extiende por debajo
de las cámaras de las esclusas desde los muros laterales y el muro central. Por
cada buque que transita el Canal se usan unos 197 millones de litros de agua
dulce, que, cumplido su cometido, son vertidos al océano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario